Diócesis de San Felipe

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Obispo Gonzalo Bravo Álvarez en El Mercurio de Valparaíso, ante el fallecimiento del S.S el Papa Francisco

Este martes 22 de abril, el diario El Mercurio de Valparaíso publicó una emotiva columna escrita por nuestro obispo Mons. Gonzalo Bravo Álvarez, en la que reflexiona profundamente sobre la vida y legado de Su Santidad el Papa Francisco 🕊️.

Además de ser pastor de nuestra diócesis, Mons. Bravo es profesor de la PUCV, y desde esa mirada nos invita a meditar sobre el testimonio del Papa que sirvió con amor, humildad y valentía a la Iglesia.

📖 Te invitamos a leer este artículo y a dejarnos tocar por la esperanza que brota de su mensaje.

Vicario de Cristo en medio de su pueblo

La muerte de un Papa siempre es una ocasión para agradecer a Dios el bien realizado como Vicario de Cristo, sucesor de San Pedro. El Papa Francisco fue un hombre sencillo, cercano, estudioso, valiente y sabio. Mientras se formaba con los jesuitas, pasó por nuestro Chile, donde cursó algunas asignaturas en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. De hecho, vivió en la comunidad, ubicada en la calle Eusebio Lillo. No es dificil imaginar que también celebró tantas veces la Santa Misa en medio nuestro.

Su frágil figura, en una silla de ruedas, dando la bendición Urbi et Orbi, con ocasión de la fiesta de la resurrección de Jesús el reciente domingo 20, es un signo de lo que fue su Pontificado; éste no fue ejercido desde un trono elegante y descontextualizado de la realidad, sino de la vulnerabilidad y la cercanía con quienes sufren. Su compromiso con los más pobres y dolientes, su palabra profética ante la guerra y la violencia, su valentía para enfrentar los problemas de corrupción y abusos dentro de la estructura jerárquica de la Iglesia, hicieron de él un testigo de Jesús valiente y justo.

Quedará en muchos corazones la imagen tenue y esperanzadora, a la vez, de aquella ocasión en cual, solitario y solidario, oró a Dios por la pandemia del covid. También, son íconos de su pontificado, las visitas a cárceles (aun estando enfermo), a países nunca visitados y a periferias geográficas y humanas que fueron tocadas por su corazón de pastor.

El Papa Francisco no le temió a las estructuras de poder, ni dentro ni fuera de la Iglesia. Denunció el clericalismo, la corrupción eclesial, y promovió una reforma de la Curia Romana orientada a la sinodalidad, la participación y el discernimiento comunitario. Su impulso al Sinodo sobre la sinodalidad no fue una moda, sino la vuelta al perenne modo de ser Iglesia: más horizontal, más inclusiva, más fiel al Espíritu.

La relacionalidad de su magisterio pontificio, fue plasmada en diversos documentos; la dimensión práctica de esta dinámica se ve en la acogida de tantos líderes mundiales, sin restringir ninguna realidad.

El legado del Papa es Jesucristo. Aún resuenan las palabras que el Papa le dijera a los consagrados en su visita en Chile en el año 2018: ‘Una Iglesia con llagas no se pone en el centro, no se cree perfecta, sino que pone allí al único que puede sanar las heridas y tiene nombre: Jesucristo’. Incluso, en la primera Exhortación apostólica, Evangelli Gaudium, proponía a toda la humanidad el cristocentrismo misionero: ‘Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte’ (n.164).

Hasta el final, fue un hombre fiel a su nombre: Francisco. Llevó consigo el espíritu del poverello de Asís, esa desnudez radical frente al poder, esa pasión por los pobres, esa alegría austera. Incluso visiblemente enfermo, visitó cárceles en Jueves Santo, lavó pies, besó heridas, bendijo desde abajo. El Papa Francisco no fue uno que sólo caminaba en las alfombras de los palacios, sino uno que compartía el camino polvoriento de los necesitados, de cualquier índole.

Hoy, ya no está fisicamente entre nosotros. La hermana muerte lo ha llevado a la casa del Padre Dios. Desde allí nos seguirá acompañando, intercediendo por su pueblo, animando ala jerarquía a servirlo, e invitando a toda persona anhelante de espiritualidad, que Jesús es el amor y la verdad. Descansa en paz, Papa Francisco.

POR GONZALO BRAVO ÁLVAREZ, OBISPO DE SAN FELIPE

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