El pasado sábado 30 de noviembre, el Conjunto Patrimonial Buen Pastor de San Felipe fue el escenario del Retiro Diocesano de Adviento 2024, organizado por la Delegación Episcopal para Agentes Evangelizadores y su Comisión de Formación. La jornada congregó a más de 80 laicos y laicas provenientes de diferentes puntos de la diócesis, quienes se prepararon espiritualmente para vivir el tiempo de Adviento.
Bajo el tema “Nuestro caminar en la fe”, el retiro fue guiado por el seminarista Nicolás Flores, quien ofreció meditaciones que inspiraron a los participantes a reflexionar sobre su relación con Dios y su misión en la comunidad:
- Primera meditación: Desde las figuras de Juan Bautista y el profeta Isaías, se invitó a recordar a quienes han sido testigos de la fe y han inspirado a caminar junto al Señor.
- Segunda meditación: Con la figura de María y el texto de la Visitación, se reflexionó sobre el llamado a la misión y el compromiso de llevar esperanza a los demás.
La jornada incluyó momentos de oración, trabajo personal y grupal, cerrando con una reflexión en la que cada participante plasmó en palabras los sentimientos que desea conservar en su corazón durante este tiempo litúrgico.
Los asistentes llegaron desde diversas parroquias, con una notable participación de los decanatos de San Felipe y Los Andes, además del apoyo de la Delegación para la Educación, que motivó a familias, jóvenes y padres a unirse a esta experiencia.
El Padre Cristóbal Miranda Vilches, delegado episcopal para Agentes Evangelizadores, destacó durante su intervención:
“El Adviento es un tiempo propicio para abrir nuestros corazones, reconocer nuestras debilidades y comprometernos con una verdadera conversión, permitiendo que el Niño Jesús nazca en nuestras vidas y comunidades.”
Desde la Comisión de Formación, se mostraron satisfechos con la participación y destacaron el valor de estos momentos de preparación espiritual, que fortalecen el sentido de comunión en la diócesis.
Este retiro se ha consolidado como una instancia anual clave para el crecimiento espiritual, recordando la importancia de la espera activa y comprometida del Señor.